lunes, 14 de junio de 2010

Moda: Cada veinte años un ciclo

La secuencia temporal de los ciclos de moda se organiza de la sigiente manera:

Desde los centros de moda (París, Milán, Nueva York) surgen las propuestas que dan la vuelta al mundo, esas nuevas tendencias llegan simultáneamente a Buenos Aires y son adoptadas por la vanguardia de diseñadores, quienes son los primeros en diseñar y utilizar las nuevas propuestas, acoplándose a estos el primer grupo de consumidores itervinientes, las mujeres compradoras de alto poder adquisitivo. Luego de esto se produce un tiempo de acomodamiento durante el cual se produce un decantamiento tanto en diseños como en colores, para tener un rebrote con toda su fuerza tres años después, que es cuando llega el furor de lo que se había lanzado como tendencia anteriormente. Esa moda es tomada por un segundo grupo de diseñadores y consumidores (el más voluminoso y el de mayor peso) para el desarrollo del fenómeno moda.
Al consumirse el furor, por su propia naturaleza irracional e intensa, quedan saldos sin comercializar, es entonces cuando aparece un tercer grupo consumidor de moda, los simples contempladores, quienes por su poco poder adquisitivo participan como espectadores por un lapso hasta que pueden acceder a consumir moda, este grupo es muy necesario dentro del proceso ya que desarrolla un papel fundamental para el cierre del proceso más que nada desde la perspectiva económica.
Luego de la desaparición de los saldos, agotados en la temporada siguiente del furor, (ya pasados cuatro años desde su lanzamiento como tendencia internacional), en los dos años siguientes se origina una nueva revalorización del diseño o color, produciendose su relanzamiento, ocupando ya el lugar que le corresponde.
Esta sucesión temporal fue desarrollada claramente por algunos colores o en el caso de las rayas, los dibujos geométricos y los diseños que imitan cueros de animales salvajes (tigres, cebras, leopardos y serpientes), En el caso de esos diseños, quienes hicieron su aparición a principios de 1979-1980, como novedosa tendencia, se vieron multiplicados en las vidrieras en 1983, y fueron relanzados en 1985 como un dseño clásico en géneros y accesorios.
Luego de ver esta secuencia podemos inferir que si nos atenemos a esta cíclica serie (novedad - furor - revalorización), tendremos como conclusión que para que un color, adorno o diseño llegue a ser un clásico, necesita primero la consagración que le dá la difusión masiva y un lapso de tiempo determinado.
Algunas de estas modas convertidas en clásicas por haber pasado la secuencia de seis años tardan en diluirse y luego renacen veinte años más tarde. Estos ciclos que vuelven cada veinte años y son los más dilatados en el tiempo, incluyen siempre entre sus seguidoras a la generación siguiente, tomando como disparador fundamental la identificación entre madres e hijas, ya que cuando las pequeñas alcanzan la edad de vestirse por sí solas eligiendo su atuendo, buscan generalmente repetir el esquema de esa antigua identificación con la moda que utilizaban sus madres.
Por lo tanto mediante un mezcla de imposiciones de la industria y de reacciones de los consumidores tenemos como resultado un ciclo de renacimienrto de moda de veinte años aproximadamente donde podremos encontrar que las prendas usadas por una generaión anterior son nuevamente el eje de un nuevo guardarropa, el único problema de este renacimiento o nueva puesta en uso de estas prendas es que siempre nos encontramos afectados por la intervención de los generadores de tendencias, ya que al relanzar esta moda hacen un cambio de Textura, Color o Forma, lo que genera que haya algún detalle en la prenda que se encuentre fuera de época y nos obligue a volver a consumir estas prendas rediseñadas.

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